ZACATECAS. Y uno de los malhechores que estaba colgado junto a Jesús le injuriaba diciendo: “Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros”, clamaron los actores durante la representación del Vía Crucis de este viernes en la capital.
En un escenario conformado por edificios coloniales y el templo de Santo Domingo, los espectadores se conmovieron ante la actuación del docente Marco Antonio González Ibarra, quien interpretó a Jesús.
Esta tradición, que data de siglos atrás, representa la pasión y muerte de Jesús en la cruz, un acontecimiento que cientos de fieles en todo el mundo conmemoran cada año.
La representación, a cargo de miembros del templo de Santo Domingo, tuvo como primer escenario la plaza de la parroquia, mostrando cuando Jesús es besado por Judas y entregado a los fariseos, sumos sacerdotes y estudiosos de la ley de dios.
EL JUICIO
Los fariseos movían a las masas que se presentaron ante Poncio Pilato para que fuera juzgado, pero éste se empeñaba en decir a los acusadores que no hallaba delito alguno en Jesús: “Que quede bien claro, que yo no lo encuentro culpable”.
No obstante, el Nazareno fue azotado con un látigo de puntas de plomo, además los soldados romanos le tejieron y le colocaron una corona de espinas, y lo vistieron con un manto púrpura. “Viva el rey de los judíos”, gritaban mientras se burlaban y lo abofeteaban.
“Crucifícalo, crucifícalo”, insistió la multitud junto con sacerdotes y guardias del templo.
Los líderes argumentaron: “Según nuestra ley debe morir porque afirmó que era el hijo de dios”.
En tanto, Pilato insistió a Jesús: “¿Por qué no me hablas, no te das cuenta que tengo poder para ponerte en libertad o para crucificarte?”.
Sin embargo, Jesús respondió: “No tendrías ningún poder sobre mí si no te lo hubieran dado desde lo alto”.
Ante los gritos de la multitud, Pilato respondió: “Llévenselo ustedes y crucifíquenlo. Yo no lo encuentro culpable”.
EL CAMINO AL CALVARIO
Tras lavarse las manos, Pilato lo entregó a sus condenadores y emprendieron el camino hacia su crucifixión, pasando por las 12 estaciones que fueron representadas en las principales calles de la capital.
En el trayecto, los soldados no pararon de azotar a Jesús y lo obligaron a cargar su cruz hasta el calvario.
Según las Escrituras, alrededor de las 9:30 horas Jesús fue clavado en una cruz y seis horas después, tras estar en agonía, la tierra se cubrió de tinieblas, se oscureció el Sol y el velo del templo se rasgó por la mitad. Al dar las 3 de la tarde, el hijo de dios expresó: “todo está cumplido”, y entregó su espíritu.