El matador de toros Julián López El Juli sorprendió al mundo taurino con el anuncio de su retiro de los ruedos, que sucederá al término de su temporada, así lo dio a conocer la mañana de este jueves a través de un comunicado de prensa. Sobre éste, lo reproducimos a continuación.
“Después de 25 años de alternativa quiero comunicarles mi decisión de dejar de torear indefinidamente cuando acabe esta temporada.
“Es una decisión que tengo tomada desde hace tiempo, pero que no quise anunciar hasta que pasaran las primeras grandes ferias. Esta noticia no es una retirada, es el final de una etapa, que por cierto ha sido maravillosa. Sobre el futuro solo el tiempo dirá.
“El toreo ha sido, es y será la inspiración y el motor de mi vida, y doy este paso con la más absoluta felicidad por haber cumplido todos mis sueños, incluso más de lo que podía imaginar.
“Poder transmitir mis sentimientos y emocionar al público es algo mágico, inigualable, que solo un torero lo puede sentir con esa verdad y profundidad.
“En esta etapa longeva e intensa ha habido de todo, aciertos, errores, triunfos, fracasos, cornadas… pero después de vivirlo todo, queda en mí un fondo de satisfacción y agradecimiento a la vida por sentirme grande en una profesión tan dura y difícil. Felicidad y plenitud definen mi estado de ánimo en esta decisión que siempre es difícil.
“Quiero agradecer a los que de una manera u otra han formado parte de mi vida en estos 25 años. Desde mi familia, que ha sido vital por su apoyo incondicional, pasando por todos los profesionales que me acompañaron en este maravilloso camino, cuadrilla, apoderados, ganaderos, periodistas y un sinfín de personas.
“A los médicos taurinos, que en 18 ocasiones me he puesto en sus manos y han sido ángeles en momentos difíciles y dolorosos. A mis compañeros, con los que he convivido con amistad y rivalidad y me han hecho mejor día a día.
“Pero sin duda mi mayor agradecimiento es al público, que me ha sabido esperar, apoyar e incluso exigirme para hacerme crecer en momentos delicados y sacar un punto más de mí.
“Y al toro, que me ha hecho expresarme, sentir y emocionar en la verdadera profundidad de mi persona. Ese animal que amo con todas mis fuerzas, que admiro y que ha sido el más honesto y verdadero con lo que me he cruzado en mi camino.
“Se acaba una etapa y empieza otra en la que necesito vivir muchas cosas que, debido a mi entrega a esta profesión, no he podido disfrutar, como pasar más tiempo con mi familia, gozar de mis aficiones y ver la vida desde otra perspectiva, sin la presión de mi situación, mi nombre o mi responsabilidad.
“Gracias a todos una vez más. Hasta siempre”.
Reacción de sus compañeros
Como “reguero de pólvora” se corrió la noticia que no solo sorprendió, sino sacudió diversas emociones, sobre todo de sus compañeros de profesión que reiteraron la admiración que sienten por el torero.
Diego Silveti, a través de su cuenta de Twitter, expresó: “Un honor haber nacido en la época de El Juli”. Por su parte, Cristina Sánchez “reitero mi respeto, y admiración al mejor de todos los tiempos”.
Alejandro Talavante, que compartía una imagen de él siendo apenas un jovencito, expresó: “En ese momento solo soñaba tener suerte para compartir a tu lado, creo que seguiré soñando con ello hasta siempre. Gracias por todo lo que me has ayudado”.
Andrés Roca Rey compartió una nostálgica postal cuando él comenzaba el sueño de ser figura del toreo junto a la figura ya consagrada de El Juli: “Se va a notar cuando se vaya….”, fue la frase que acompañó la imagen.
La historia que deja huella
Julián López Escobar nació el 3 de octubre de 1982 en Madrid, en la Clínica San José de la calle Cartagena.
Pasó su infancia en los barrios madrileños de San Blas–que actualmente habita– y Concepción, donde realizó sus estudios y también se situaba el negocio de sus padres.
A los 10 años se trasladó, junto a su familia, a la localidad Velilla de San Antonio y, posteriormente, a raíz de sus primeros triunfos en el toreo, adquirió una pequeña finca en Arganda del Rey.
Actualmente reparte la estancia entre su casa de Madrid con su descanso en la finca extremeña El Freixo, donde disfruta del campo, los caballos y su nueva ganadería.
El menor de dos hermanos, Manuela e Ignacio, tiene antecedentes taurinos gracias a su padre, del mismo nombre y apodo, y quien fue novillero para luego ser banderillero.
Por parte de la familia de su madre, Manuela Escobar, también hubo ocasión de acercarse al toreo, pues fueron modestos empresarios, sobre todo, de plazas de la provincia de Toledo.
En la fiesta campera que sirve para celebrar su Primera Comunión, el niño Julián dio su primer capotazo a una becerra.
La experiencia fue tan intensa que pidió a sus padres que lo ingresaran a la Escuela de Tauromaquia de Madrid.
Poco tiempo después, con apenas 10 años, estoqueó su primer becerro en Villamuelas, el pueblo natal de su madre.
Tras varios años como becerrista, en los que impactó por una innata precocidad, decidió debutar con picadores. Debido a su corta edad no lo pudo hacer en España, por lo que decidió viajar a México, donde se convertiría en un auténtico ídolo.
El debut con los del castoreño data del 16 de marzo de 1997, en Texcoco, cortando dos orejas. A partir de ahí llegó una temporada maravillosa y desbordante de triunfos, denominador común en la carrera que posteriormente iría completando.
25 años de grandeza
Con la vitola de sus triunfos al “otro lado del charco”, El Juli se presentó en España en la temporada 1998, confirmando la expectación.
Salió en hombros en prácticamente todas las plazas donde actuó, como Sevilla o Madrid, donde el 13 de septiembre se presentó y colgó el cartel de “no hay billetes” para lidiar seis novillos en solitario.
Sorprendió como un torero completo en todos los tercios, y además con la frescura de más de 30 quites diferentes con el capote, algunos aprendidos en México, otros inventados por él.
Con una expectación histórica tomó la alternativa a los 15 años en Nimes, Francia, el 18 de septiembre de 1998, de manos de José María Manzanares y con Ortega Cano de testigo.
La corrida, transmitida en directo por Televisión Española, fue todo un éxito. El Juli se convirtió, aparte del matador de toros más joven de la historia, en un fenómeno de masas.
Figura del toreo desde el primer momento, El Juli comenzó una época frenética en Europa y América, llegando a torear un total de 161 corridas en 1999.
Los siguientes años son igual de intensos y de apoteósicos, aunque sufrió varios percances y cornadas, como la de Bilbao, en la cara.
El 4 de octubre de 2002, tras su histórica faena en el Palacio Vistalegre de Madrid ante el toro Desván, El Juli se planteó un giro a su trayectoria para ahondar en su tauromaquia.
Decidió dejar las banderillas y reducir el número de festejos, aunque sin dejar de asumir su posición de máxima figura del toreo.
Aún siguieron los años exitosos. Fue una época de transición artística que culminó el 23 de mayo de 2007 en la plaza de toros Las Ventas, cuando cuajó al toro Cantapájos, de la ganadería de Victoriano del Río, y salió en hombros por la puerta grande.
No conoce plaza de toros del mundo de la cual no haya salido por la puerta grande. En Francia obtuvo datos aplastantes, como en los anfiteatros romanos de Nimes (85 orejas, tres rabos y 26 puertas grandes) o Arles (49 orejas, cinco rabos y 18 salidas en hombros por la puerta grande).
En América conquistó cada país taurino, especialmente México. En la Plaza México, el coso más grande del mundo, cuajó faenas inolvidables, cortó dos rabos, indultó otro toro y en 17 ocasiones salió en hombros como matador.
En España, en las plazas de primera categoría que El Juli lidera en el siglo 21, actúo en 1 mil 829 corridas de toros, lidió 3 mil 845 toros, cortó 2 mil 839 orejas y 97 rabos, salió en hombros en 945 ocasiones e indultó 31 toros.
En 16 ocasiones se encerró con seis toros en solitario, concedió 44 alternativas y en 126 ocasiones se midió con otro torero en mano a mano.
Fue recientemente premiado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Creó una Fundación y una Escuela Taurina donde ayuda a jóvenes promesas del planeta taurino a conseguir sus sueños.
También se compró una finca en Olivenza, Badajoz, donde creó la ganadería El Freixo. Ahí vive actualmente con su familia: su mujer Rosario y sus tres hijos: Rosario, Fernando e Isabel.
Con 25 temporadas como matador de toros, se alzó como máxima figura del toreo. Un caso inédito en la historia de la tauromaquia.